A partir de las 8:44 h de este miércoles, se ha registrado un enjambre sísmico en la zona de Peribán – Los Reyes.
Michoacán, a 15 de marzo de 2023.- Esta mañana, a las 8:44 h, inició un enjambre sísmico en la zona de Peribán – Los Reyes, Michoacán, con 38 eventos hasta el momento. El más grande de ellos tuvo una magnitud de 4.6 y fue percibido con intensidad fuerte en la región (aún sin cobertura de REDSkyAlert).
De acuerdo con datos del catálogo de sismos del Servicio Sismológico Nacional (SSN), este sería el sismo de mayor magnitud desde que se comenzó a documentar la sismicidad a partir de 1988 en esta región de Michoacán.
Un enjambre sísmico es cuando en corto tiempo se registra una serie de sismos con epicentros cercanos y magnitudes relativamente similares. Ocurren entre los límites de placas tectónicas, fallas dentro de la corteza continental y volcanes (siendo estos los de mayor frecuencia).
El epicentro: Nuevo San Juan Parangaricutiro – Tancítaro – Peribán y Los Reyes.
De enero a marzo de 2020, el SSN comenzó a reportar la ocurrencia de numerosos sismos con magnitudes desde 3.1 hasta 4.2 y epicentros en la zona de Nuevo San Juan Parangaricutiro – Tancítaro, Michoacán.
En total fueron reportados más de 5,000 sismos, alcanzando el máximo número de temblores reportados el 4 de febrero con más de 350 ese día. Esta sismicidad comenzó a disminuir notablemente a finales de febrero.
Una segunda secuencia inició el 30 de mayo hasta el 3 de septiembre de 2021 con 1,083 eventos que conforman un segundo enjambre sísmico.
De acuerdo con la información publicada por el SSN, en 1997 también ocurrió un enjambre en la zona del volcán Tancítaro con al menos 230 eventos, los cuales permitieron mapear fallas existentes y que son responsables de la actividad sísmica a pesar de que la ubicación de los sismos encuentra dentro del campo volcánico Michoacán – Guanajuato, zona conocida por la recurrencia nacimiento de volcanes monogenéticos (un solo periodo eruptivo) como el Paricutín.
Una tercera secuencia, incluyendo el episodio de hoy, inició desde el 23 de septiembre de 2022 sumando hasta la fecha más de 600 sismos solo que algunos de estos eventos han tenido magnitudes más grandes y focos más someros (superficiales) a diferencia de las secuencias anteriores.
El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) también realizó el estudio del enjambre sísmico de 1997 y otros dos enjambres en 1999 y 2000, con 111 y 280 temblores respectivamente. El análisis concluyó que los sismos no estaban relacionados con actividad magmática descartando peligro por vulcanismo en la zona.
¿Significa el nacimiento de un volcán?
Mucho se ha especulado sobre el posible nacimiento de un volcán tomando en cuenta la cercanía de volcanes, como el Paricutín o Tancítaro, ya que en la región es común que nazcan volcanes similares que tienen un solo periodo eruptivo en su “vida” (volcanes monogenéticos).
Un estudio reciente realizado por el Servicio Sismológico Nacional, de acuerdo con la distribución de los sismos y mecanismos focales (cómo se desplaza un bloque o falla respecto a otro), atribuye la sismicidad reciente a un sistema de fallas llamado “Graben Peribán – Los Reyes” (ver publicación)
Además de la sismicidad, que cuando se trata de vulcanismo es considerado un claro precursor que indica movimiento de magma, existen otras señales que indicarían que se trata de actividad volcánica como la deformación del suelo (imágenes satelitales), cambios en la composición química en los manantiales, ríos/arroyos de la zona y emanación de vapor en algún punto específico de la región, ninguna de estas señales se ha presentado hasta el momento o bien no hay datos públicos que así lo comprueben..
En enjambres anteriores, como el de 2020 y 2021, Cenapred realizó campañas de muestreo en aguas de ríos/manantiales de la zona y no encontró ningún cambio en la composición del agua.
A diferencia del Sismológico Nacional, Investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM, señalaron que los enjambres habían estado relacionados con intrusión magmática, es decir, el magma se desplazaba por la corteza terrestre a más de 10 km de profundidad generando aquella secuencia de sismos.
Con el transcurso de los días, la sismicidad comenzó a migrar desplazándose de forma lateral y no hacia la superficie, así lo informó el Dr. Servando de la Cruz, en una conferencia del Instituto de Geofísica de la UNAM a finales de febrero.
El desplazamiento horizontal del magma -y no vertical (hacia la superficie)- está relacionado con la formación de un proceso de intrusión de magma llamado “Sill”.
“Para que el magma ascienda hasta la superficie, el magma debe tener una densidad menor que la roca que lo rodea. Al no tener la flotabilidad necesaria para llegar a la superficie, el magma se desplaza horizontalmente”, señaló el Dr. Servando de la Cruz.