Los altos niveles de diabetes y otras enfermedades derivadas de la obesidad en México podrían significar más casos graves de pacientes con coronavirus, ha advertido la Organización Panamericana de la Salud.
Su representante en el país aseguró que, según los modelos de previsión epidemiológica, la tasa de pacientes que van a requerir cuidados altamente especializados en una Unidad de Cuidados Intensivos podría sobrepasar el 6% que ha sido determinado hasta ahora por el Gobierno Federal.
Cristian Morales ha explicado que, si la epidemia se comportara como en China, el 80% de los pacientes tendrán síntomas leves, el 14% van a tener síntomas suficientemente complicados para requerir hospitalización, y entre un 5, 6 e incluso un 7%, van a requerir cuidados altamente especializados en una Unidad de Cuidados Intensivos.
“Aquí en México la previsión es de un 6%, la previsión del Gobierno Federal. Podría ser un poco más porque México, a diferencia de otros países, tiene una altísima tasa de diabetes Mellitus tipo 2, una tasa de obesidad que está asociada con hipertensión, con problemas respiratorios, con varios cánceres, etcétera, entonces es una población que está más a riesgo porque sabemos que esta enfermedad golpea primero que nada a los adultos de más de 60 años en particular. Pero, además, a quienes tienen comorbilidades como diabetes e hipertensión, entonces podríamos ver más casos aquí en México por esa razón”, aseguró el representante al Centro de Información de las Naciones Unidas en México.
Recientemente, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia informó de que el país es el mayor consumidor en América Latina de productos ultra procesados, incluidas las bebidas azucaradas. En 2016, el país declaró una alerta epidemiológica debido a las altas tasas de diabetes y obesidad.
Un país con transmisión comunitaria de COVID-19
Esta semana se declaró oficialmente la fase 2 de la pandemia en México, tras detectar a cinco personas contagiadas localmente. El Ministro de Salud del país, Hugo López-Gatell aseguró en una conferencia de prensa que la llegada a la fase 3, la de una epidemia generalizada, es “inevitable”.
“De los casos que existen en México, 80% son importados netamente, 19% son casos relacionados con importación, es decir gente que directamente se contaminó con el virus por contacto con casos importados y 1% son casos sobre los cuales no se puede retrazar la fuente de contaminación”, explicó Morales.
El Gobierno ha anunciado medidas para implementar el distanciamiento físico, y varios estados también han cancelado festivales y reuniones masivas. Según el experto, las medidas se han tomado con antelación en comparación a otros países.
“Cuando uno compara justamente lo que han hecho otros países que están viviendo situaciones muy complejas como Italia, España, Francia, Alemania, etcétera, uno puede ver en la comparación del desarrollo de la epidemia que las medidas de distanciamiento social se toman cuando ya llevamos tres o cuatro veces más casos de los que había hasta el día de hoy en México”, dijo.
El experto considera que, a pesar de que en México la epidemia de coronavirus ha progresado de una manera más lenta que en otros países, el problema podría extenderse más allá de mediados de año.
“Vamos a tener un periodo epidémico probablemente mucho más largo que dos meses o tres meses, pero también con una expresión de los casos y de los casos graves más pausada en el tiempo, lo que le va a permitir al sistema de salud responder mejor. Yo pienso, no es una estimación científicamente respaldada, pero sí puedo pensar que fácilmente podemos estar con este problema por lo menos hasta el mes de julio o el mes de agosto”, afirmó el representante.
¿Es necesario el cierre total en México?
Cristian Morales aseguró que las medidas que restringen la interacción social van a afectar profundamente la economía de los hogares.
“Hay que saber que también, sobre todo en un país con tantas desigualdades como tiene México, es importante pensar en aquellas personas que viven o sobreviven en el día a día con una serie de actividades informales que se alimentan muchas veces justamente de la interacción social”, dijo.
Morales aseguró que, sin embargo, si el país llegase a una “fase 3” medidas más amplias deberían considerarse, como se han puesto en marcha en países como Italia.
“Es probable en México en algún momento tengamos que llegar a esas medidas, no hay que extrañarse, son medidas justamente que están dando efectos en otros países. Lo que no hay que hacer es adelantarse innecesariamente”.
El representante de OPS considera que las decisiones actuales corresponden al momento que vive al país, que por ejemplo cerrar la Ciudad de México a circulación ahora mismo sería una medida exagerada, cuando solo se ven pocos casos de transmisión local comunitaria.
“¿Significa eso, que no se van a tomar esas medidas eventualmente en la Ciudad de México? Absolutamente que no, seguramente en algún momento vamos a llegar a eso”, expresó.
Morales afirmó que, a pesar de que en todas las Américas hay casos, y la mayoría de los países se encuentran en la fase 2, México va con un par de semanas de retraso, lo cual da al país ventaja para entender cómo reaccionar.
“Efectivamente cuando hablamos de un nuevo virus para el cual no tenemos vacuna y para el cual no tenemos cura, es una situación que a todo el mundo nos debe preocupar, angustiar hasta cierto punto, pero que no tiene que dejarnos caer en pánico. Entonces estas medidas fuertes de restricción tienen que ir adoptándose en función de eso y México, (con los anuncios hechos recientemente de medidas de distanciamiento social), creo que estamos un paso adelante ocupando esta experiencia que nos viene de los países por donde ya ha transitado esta enfermedad”, agregó.
La situación de las pruebas
Cristian Morales asegura que México ha realizado un buen trabajo al proveer tests a los casos sospechosos y que ha sido totalmente coherente con el llamado del director de la Organización Mundial de la Salud de “hagan pruebas, hagan pruebas, hagan pruebas”.
“En México sí se están cubriendo todos los sospechosos, los 367 casos confirmados vienen de ahí, de haber recibido una prueba, y los mil y tantos casos que se han testeado y que han resultado negativos también vienen de esa búsqueda de contactos”, dijo.
Según Morales, el cien por ciento de los casos sospechosos han sido testeados, así como el cien por ciento los contactos de los casos confirmados hasta ahora.
“Además, México ha desplegado un sistema de vigilancia centinela, hay 475 instituciones de salud a través del país que están sistemáticamente todo el tiempo, todos los años, haciendo pruebas a la población que se presenta ahí con respecto a algunas enfermedades tipo influenza. Entonces, esa capacidad que tiene México para buscar activamente casos relacionados con enfermedades similares al COVID-19 es la que ha permitido montar sobre este sistema un algoritmo en donde también se testea para el SARS CoV-2, el virus que causa la enfermedad”, explicó, agregando que ese despliegue que hay territorialmente les permite a las autoridades saber si hay circulación interna o no, más allá de los test que se están haciendo a los casos sospechosos y sus contactos.
Sin embargo, advierte Morales, en la fase dos, esta situación puede cambiar, ya que la definición de “casos sospechosos” cambia, se hace más amplia, y cualquier persona con un síntoma de COVID-19 necesitaría ser examinada.
“Las autoridades anunciaban la semana pasada que estaban en condiciones de ya disponer esta semana de más de 120.000 test. Esos son para el inicio de la fase 2. Probablemente se van a necesitar más mientras se siga desarrollando la fase 2 y eventualmente, eso también hay que entenderlo, cuando lleguemos a la fase 3 probablemente ya testear va a ser innecesario. Porque recordemos que el objetivo de pruebas, pruebas, pruebas es conocer por donde viene la epidemia”, explica.
Para Morales, cuando se llegue a la epidemia generalizada lo importante es salvar vidas: “Lo importante no es saber por dónde va la epidemia, lo importante es que apenas tengamos un síntoma relacionado con el COVID-19 nos traten adecuadamente; nos aíslen en domicilio si los síntomas son débiles y nos hospitalicen si los síntomas son más complejos, incluso nos hospitalicen en cuidados intensivos si ya estamos desarrollando una neumonía. Mientras antes detectemos, mientras antes tratemos, mientras antes aislemos, más probabilidades hay de poder salvar vidas y eso que va a importar. Entonces esto de los test va según las fases”.
Las preparaciones para una epidemia generalizada
El experto de la Organización Panamericana de la Salud dijo que saludaba la decisión del Gobierno de asegurar que “el dinero no va a faltar para luchar contra el desafío del coronavirus”.
“Los recursos financieros deberían fluir sin la restricción de la llamada ‘política de austeridad’. Eso es lo que nos han dicho las autoridades. Hay recursos que han pasado […] para poder operar algunos de los nuevos hospitales que vienen a reforzar la capacidad del sistema de salud, a responder a las necesidades de la población”
Sin embargo, a pesar de la existencia de los recursos financieros, Morales afirma que dependiendo de cómo se dé la progresión de la epidemia en México, se podría enfrentar a una situación de sobrepaso de las capacidades del sistema de salud.
“Además de camas hospitalarias se necesitan insumos, se necesitan medicamentos, se necesitan mascarillas, se necesita equipo para proteger al personal de salud que es fundamental en este tipo de situaciones. Y, además, se requieren recursos humanos capacitados porque no sacamos nada con que los recursos humanos tengan todo lo que necesiten y las camas disponibles si esos médicos y esas enfermeras entran en pánico porque no saben cómo atender un paciente, no quieren contagiarse, etcétera. Entonces se necesita además formar esos recursos humanos”, agrega.
Una epidemia más larga pero más espaciada
Cristian Morales asegura que, en el escenario de una epidemia generalizada, es importante el tiempo en el cual se presenta.
“Podemos tener el mismo número de personas que necesitan hospitalización y que necesitan cuidados intensivos, pero no da lo mismo que todas esas personas lo necesiten en el espacio de dos semanas a que lo necesiten en el espacio de tres o cuatro meses. Y la apuesta que están llevando adelante las autoridades en este momento es que en México tengamos una epidemia más larga que en otros países, pero más espaciada en términos de la cantidad de casos en el tiempo. Es decir, que en vez de que los X casos que puedan requerir cuidados intensivos lo requieran en el espacio de dos o tres semanas que lo requieran en tres meses”.
Morales afirma que, sin embargo, no hay un 100% de seguridad de que la epidemia se dé esa manera, pero es algo a lo que el Gobierno y la OPS están apostando.
“Sí tenemos que prepararnos para situaciones muy muy complejas. Entendemos que se están haciendo las cosas bien, pero la planificación solamente se puede evaluar una vez que la circunstancia se presenta y ahí vamos a poder decir si se habían hecho cien por ciento bien las cosas o algunas cosas que fallaron. Algunas puede que hayan sido fallas de la planificación misma, otras van a ser fallas debido a la propia dinámica de la epidemia y otras son las fallas típicas que conoce todo sistema de salud cuando se pone en tensión, como seguramente lo vamos a vivir en México en los próximos semanas y meses”, concluyó.