Para tener éxito en la mitigación de la pandemia de COVID-19, los países de América Latina precisan ser persistentes, consistentes, enviar mensajes claros a la población y guiarse por la ciencia y la evidencia, dijo este miércoles el director del Programa de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud.
En la rueda de prensa periódica para informar sobre la situación global de la contingencia, el doctor Michael Ryan subrayó que no todos los países latinoamericanos se encuentran en la misma fase de evolución de la pandemia.
“Al observar a América Latina y a América en general, es importante distinguir que, igual que como pasó en Europa y el sureste asiático, la epidemia no está en la misma etapa en todos los países. Las islas pequeñas del Caribe han hecho un trabajo excelente al contener el virus, detener el avance de la enfermedad y salvar vidas, pero estamos muy preocupados por Haití debido a sus circunstancias y fragilidad particulares y a que el COVID-19 se está propagando en una población muy vulnerable”, apuntó.
Ryan manifestó preocupación también por Nicaragua y destacó la continuación de la transmisión comunitaria intensa que afecta actualmente a Perú y Brasil.
“La epidemia se ha desarrollado en cada región y subregión de manera diferente, pero la transmisión comunitaria intensa es común. Y es claro que una vez que se establece este tipo de transmisión es muy difícil erradicar el virus.”
El papel de la sociedad
Agregó que para combatir el coronavirus hace falta una estrategia amplia, no sólo medidas sociales y de salud pública. “Requiere que las comunidades se involucren y empoderen, que haya una coordinación sólida a nivel de gobierno, necesita la colaboración de toda la sociedad y un compromiso sostenido.”
Pero aún con esas provisiones, hay lugares donde la enfermedad cobra fuerza causando un gran número de muertes, como ha ocurrido en Europa y Estados Unidos, advirtió y recordó que hay escenarios específicos donde el contagio del coronavirus prolifera, por ejemplo, los asilos de ancianos o las prisiones.
Ryan afirmó que lo que permite que los países controlen la diseminación del padecimiento y del virus y puedan pasar a una fase de desconfinamiento es la capacidad de implementar una serie de medidas en todos los niveles de la sociedad. “Hemos visto muchos buenos ejemplos de eso” sin que todos los países hayan hecho lo mismo, pero sí con algunas tácticas comunes entre las que resalta el involucramiento de la sociedad y la educación de la población sobre la pandemia.
Esos países “han sido claros en su comunicación, la ciencia ha guiado su respuesta, han implementado y mantenido la vigilancia y rastreando el virus en todas las fases de su respuesta, pese a que es muy difícil cuando hay una transmisión intensa. (…) Además, han mantenido las restricciones y sólo las han relajado cuando han visto progreso”.
Cuando se le preguntó si tenía recomendaciones para Latinoamérica insistió en basar sus respuestas en la ciencia y ser persistente.
El experto aclaró que no hay una receta única y absoluta porque cada país es diferente. “Tenemos que adaptar el conocimiento global e implementarlo en conjunto con el conocimiento local. Los países que han combinado los conocimientos mundiales de la ciencia con su conocimiento local y que han sido consecuentes y persistentes en esa estrategia son los que han tenido éxito”, enfatizó.
Por su parte, la jefa técnica del Programa de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud, declaró que es alarmante el número de infecciones y defunciones entre los trabajadores sanitarios de la región y llamó a dar prioridad al personal de salud en el testeo, para que éstos puedan desempeñar su labor y atender a la población enferma.
Maria Van Kerkhove también recomendó identificar los puntos de concentración del virus para realizar las existencias limitadas de pruebas en esos colectivos y así marcarle fronteras al coronavirus.
Se pronunció asimismo por planes nacionales sólidos que cuenten con estrategias específicas según la realidad de cada comunidad.
Reanudación de pruebas con hidroxicloroquina
Durante la conferencia de prensa, la científica en jefe Soumya Swaminathan informó que la Organización reanudará las pruebas clínicas de hidroxicloroquina, tras haberlas suspendido la semana pasada.
Explicó que no se observaron diferencias en la mortalidad por COVID-19 en el periodo de suspensión.
“Tenemos confianza en que las pruebas pueden seguir mientras no tengamos respuestas definitivas sobre si funciona o no”, acotó refiriéndose a esa droga para tratar la malaria.
Swaminathan hizo hincapié, no obstante, en que hasta el momento no hay evidencia de que ningún medicamento ayude a reducir la mortalidad.
Máscaras y vitaminas
Los expertos se refirieron al uso de máscaras como auxiliares en las estrategias, pero subrayaron que no son por sí mismas un método suficiente para controlar la propagación del coronavirus o el COVID-19.
Cubrirse la cara tiene que ser parte de una estrategia amplia y son útiles en los sitios donde no se puede mantener la distancia física recomendada, dijeron.
A los especialistas les preocupa que al usar máscaras, la población se torne autocomplaciente respecto a otras medidas, sobre todo porque está cansada de las restricciones. “No debemos bajar la guardia”, puntualizaron.
Anunciaron, además que en los próximos días, la Organización Mundial de la Salud publicará una guía sobre su utilización.
Con respecto a la idea de que las vitaminas pueden fortalecer el sistema inmunológico y evitar así el contagio de las personas, respondieron que no hay ninguna evidencia de que esos suplementos disminuyan el riesgo de infectarse con el virus. “Una dieta saludable es siempre recomendable para todos, pero no quiere decir que eso proteja del contagio a nadie”, señalaron.